miércoles, 7 de mayo de 2014

El Pacto

Una noche antes de empezar a trabajar.... 

-El pacto, el pacto, el pacto- decía una y otra vez en mi mente como un eco que se perdía en las tinieblas del inconsciente mientras se diluía el sueño. Empapado en sudor y con las cobijas pegadas al cuerpo me desperté a esa hora en la que, según dicen, anda el diablo suelto de borrachera junto a sus amigas las brujas.

Me dije, sin quitar el peso en medio de las cejas que cerraban mis ojos: voy a anotar el sueño -el pacto, el pacto, el pacto-. Estaba en la cama de arriba del camarote; mi mochila, con el cuaderno y el lápiz en su interior, estaba colgada al respaldo, al alcance de la mano, pero la pereza me ganó; el yo somnoliento argumentaba, encaprichado, que con recordar esa palabra me acordaría del resto del sueño. Pero no. Como suele pasar, se equivocó: me hizo incumplir a mi yo despierto, quien buscaba algún tipo de placer cognitivo al encontrar algo de interés en dicho sueño. 

El pacto había sido el clímax del sueño, por así decirlo. Habían sido esas últimas palabras que rematan un buen cuento, que te deja suspendido y fascinado. Sin embargo, el resto, los detalles que me habían llevado hasta el instante de la escena onírica en que habíamos cruzado palabras con el demonio, se me olvidaron. Pero era eso, eso desconocido, lo que había dado un tremendo poder y valor a las palabras: el pacto.

Ahora, en la realidad tangible, me pregunto ¿qué es un pacto?
¿Qué es eso que entendía tan bien, con tanta profundidad y pureza significativa en el sueño?


Según la RAE, es: "Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado."


Entiendo que son dos personas, en este caso seres, o fantasmas, o almas, o lo que sea uno mientras está dormido, totalmente distintas y opuestas que se dan la mano para llevar acabo algo en común... ¿por el bien de ambos?.
El contacto de las manos es importante, así el uno crea que la del otro es repugnante, como en mi caso, que era una mano con piel de serpiente y llena de huecos por los que salían gusanos blancos que se deslizaban por entre sus sólidas y afiladas garras de hueso. Pero ¿Qué se estipuló en mi sueño? ¿Qué es lo que hay que llevar a cabo? No obstante, antes de llegar a esa respuesta, hay que saber que se necesita de un sacrificio para cumplirlo. Un pacto demanda sacrificios que son pequeños bienes que uno tiene y que se ofrecen para recibir un bien mayor.


Digo que mi sacrificio es el trabajo, solo por intuición y por ser práctico. Ya dije que se me olvidó qué se pactaba y para qué, y el trabajo es lo más representativo y cercano que tengo. El trabajo requiere de sacrificios temporales y espaciales: un horario, un sitio. Pero ¿trabajo para qué?. E ahí el caminito hacia mi objetivo, mi destino que requiere de un intermediario, un obstáculo, o viéndolo de manera más amable, un facilitador: el dinero.


¿Por qué ésta imagen del diablo o el demonio siempre adherida o relacionada a los pactos? 


¿Acaso todos esos pequeños bienes, estos sacrificios, son el gran bien del diablo? Él, ¿qué sacrifica? ¿sacrifica algo o es mero poder? ¿Nos sometemos a su dominio porque nosotros no lo poseemos -porque dios no ayuda- y él es el único medio que nos queda para "poder" lograr nuestro bien mayor? No sé. Y tal vez es algo que ningún mortal llegue ni deba saber. Mejor concentrarse en la parte que le toca cumplir a uno.

Siempre se habla de que un pacto con el diablo, tras la ventura y la prosperidad, trae la desgracia o la maldición ¿Por qué? ¿Sólo por que él es el diablo y representa los valores negativos, o mejor dicho, a los que más les tememos? O, ¿somos castigados por pretenciosos y avaros?
Si es así, en el pacto, que requiere de dos partes como mínimo ¿cuál es el equilibro que armoniza el poder, el que no deja que nos desmiembren la mano y que nos da la fuerza para resistir y cumplir con lo pactado?


No supe. Y pregunté.


-El amor - me respondió mi amiga. 


El amor, ese es su nombre propio. El amor en su estado más puro, enaltecido e indecible. Es el medio y el fin. El medio como un hilo invisible que nos guía hasta el fin: él.


Giuseppe Tartini - El Trino del Diablo



2 comentarios:

  1. Waaao.
    Me hiciste acordar de dos cosas:
    Me acordé con tu cuento que tan solo hace unos días mi hermana me dijo, que el dormir era terriblemente esencial para el ser humano, no por el descanso en si, sino por el acto de soñar. Soñar es tan profundo e importante para el ser humano, que si no lo haces, te enloqueces. Es la manera mas creativa, loca e increible para liberar tensiones, y en realidad guardar la "cordura". Loco, no?
    Lo otro que me acorde, con el hecho de cerrar el pacto con las manos.... En la Escuela una vez hablaron de lo sagrado de las manos. La palabra viene de Manas, que quiere decir en el esoterismo mente pura, y es algo como que la mente mas profunda y hermosa que tenemos (que evidentemente no usamos) se sirve de las manos como una extensión; por eso las manos son tan significativas, con ellas alcanzas... guardas...vives la realidad. De ahi tambien , por ejemplo la importancia de los mudras, las manos manifiestan algo sagrado; asi que si, juepucha, el pacto no lo haces con tu razocinio, sino con tu mente pura...
    Y en cuanto a lo del Amor, para esto no hay palabras... Buen cierre

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    1. Muchas gracias Yohanna por tu comentario. Modestamente digo que me encanta que el escrito deje más cosas para decir; y el tuyo ha sido un buen complemento.

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