viernes, 18 de octubre de 2013

Onicofágia


Te había perdido o te habías desaparecido. Y el gentío seguía caminando apresurado por la acera. Los buses y autos seguía esperando en el semáforo y luego continuaban su marcha a bocinazos. El niño lloraba. Las palomas revoloteaban. Los edificios ensombrecían. El perro orinaba. El periódico volaba. Nadie se daba cuenta que habías desaparecido... "¿¡Dónde estás!?" -Gritaba-.

¡Ya sé!-dije- Creo que te escucho. A ver... Sí, te escucho ahí adentro ¡En mis dedos! Lo mejor será escavar ¡Espérame! Llegaré hasta ti ¿me oyes? Te desenterraré.



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