-¿Qué haces lobo?- preguntó.
El lobo sorprendido respondió:
-Hago lo que hacen todos los lobos.
-¿Y qué es lo que hacen todos los lobos?
-¿Tú qué crees?
-¿Aúllan?
El joven lobo ofendido retiro su mirada fija en la luna
llena y miró los ojos color miel de Gabriela.
-¿Aúllan?, no, no aullamos. Sólo tenemos una conversación.-
y nuevamente fijó su mirada en la luna llena.
-¿Una conversación?
-Sí.
-Pero acá no hay nadie además de mí para tener una conversación.
-Que vanidosa eres. No eres la única con la que converso…
también hablo con la luna llena.
-Dime, ¿cómo hablan?, escucho tu voz, pero no la de ella.-
dijo señalando la luna llena.
El joven lobo de nuevo clavó sus ojos en los de Gabriela.
-Ella no tiene voz, ella está llena de oídos.
Luego bajó su mirada y contemplando el lago donde se veía el
reflejo de la luna llena, dijo:
-La luna llena se ve con nuestros ojos, y nosotros, querida, nos escuchamos con sus oídos.
:D
ResponderEliminarno dejo de recordar, que cosas bonitas las que de Gabriela me contó
ResponderEliminar