Marola cumplió la mayoría de edad frente al mar, mirando el
atardecer en la costa Caribe Colombiana. Los festejos se habían acabado, las
risas se habían ido a dormir con los niños, su madre estuvo un momento en el
umbral del rancho de paja derramando lágrima; sus amigos ya habían tomado las
piraguas… la suya estaba al frente, chocando contra la costa como contando los
segundos, impaciente para el abordaje.
Sin más espera se lanzó al mar y empezó a remar hacía el
ocaso. Las cosas no eran tan reales como deberían, los peces empezaron a
andar en círculos alrededor de la piragua, y Marola recostada escuchaba el tiroteo, los gritos de su madre
y el silencio de sus hermanos.
es terrible y real
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