miércoles, 9 de noviembre de 2011

Este es el canto de la noche sin luna.
Como gato huérfano y perro abandonado, así me siento y me atrevo a compararlo.
De ahí viene el fracaso, lo menciono y no le evado.

La soga al cuello, me siento atado.

De ahí viene esa tormenta de arena, donde se dibujan rostros: fantasmas del pasado.
Quien lo iba a creer?
Yo no era ese individuo que ahora perdió la fe.

Y es medio día, el sol mantiene a la tierra en su columpio.

Como gato huérfano y perro abandonado, así me siento y me atrevo a compararlo.
Tiemblo como el gato y me ausento como el perro.

Si la fe suelta sus riendas, solo con fe haré que vuelva;
sin cadena alguna.

4 comentarios:

  1. que hermoso y terrible
    es la soga que siempre nos aterriza, duro contra el cemento
    pero la misma que nos jala y ayuda a poner de pie
    espero que nunca pierda lo que esconde en el bolsillo
    un pedacito de fe

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  2. Gracias, yo tampoco quiero perderla....

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  3. Como las últimas noches y muchas que vendrán...

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