miércoles, 17 de agosto de 2011

Golondrinas de la plaza


Mi corazón
es como el kiosko de la plaza:
verde profundo.

A vista de un invierno,
una torrencial tormenta:
las golondrinas revolotean, danzan, se preparan...

Al caer la primera gota de lluvia;
y con sus columnas frías,
las golondrinas se esconden dentro de mi corazón,
dentro del kiosco de la plaza.

Llueve, los truenos y el frío
penetran mi esqueleto
que se debilita y siento caer,
como una pluma que produce un susurro en el silencio.

Puede que sea la era de hielo eterna;
sin que los arrollos y  ríos
se descongelen y vuelvan a fluir por mis venas.

Pero...
a caso no va a terminar?
el sol no brillara mas?
quien tiene el control del clima?
Quien tiene el control del clima de mi corazón?

NO mas, ya no creo en las visiones de los meteorólogos.
Hoy creo en mi
hoy creo ser el viejo, el fantasma
que le hecha sal a la nieve.
Esa nieve con la que los niños del norte
hacen ángeles.

Si, es un retoño
de la flor primaveral.

Ahora las golondrinas salen,
reciben el alimento
de la boca de sus padres.

¡Se preparan para volar!

Es el riesgo que vale la pena
el riesgo de una nueva primavera
el riesgo de vivir
el riesgo de amar.

Las golondrinas se arriesgaron a volar
y danzaron libres.

Y el techo del kiosco
se lleno de líquenes y musgo...
de vida.

como mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario