lunes, 14 de abril de 2014

Semillas de luz

Recostado sobre una roca contempla el cielo y piensa en que alguna mano misteriosa fue la responsable de haber esparcido y sembrado las estrellas. Cree que sin ellas la humanidad ya hubiese perecido ante la hambruna espiritual. Levanta su dedo y empieza a unir los luceros con hilos imaginarios, como lo haría una araña. Encuentra infinidad de figuras. No sabe si alguien más en el mundo habrá visto las mismas, pero lo desea. Se detiene y recuerda que hay muchas de esas estrellas que ya murieron, pero que aún brillan. Que si una se apagara de repente, el hilo caería en el vacío y se mecería como un péndulo, a la espera de otra estrella para atarse. Sin darse cuenta está regando las estrellas con la transparencia y el fluir de su alma. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario